

COLECCIONISTAS DE PALABRAS
FIESTAS TRADICIONALES DE HERRERA DEL DUQUE Y PELOCHE
Enero:
San Antón, Peloche
Febrero:
La Candelaria
Marzo/Abril:
Mayo:
En Junio, en día variable, 60 días después del Domingo de Resurrección, se celebra el Corpus Christi o Día del Señor, ya desde antes de 1542. En Herrera era la Hermandad de la Sacramental la que organizaba esta fiesta religiosa: se reunía todo el clero en la Iglesia, en la tarde de la víspera, cantando todas las horas, acompañados del órgano, concluyendo a la mañana siguiente con Misa solemne.
A continuación se sacaba en procesión la custodia de plata, por las calles cercanas a la iglesia, alfombradas de juncia, tomillo, romero y otras hierbas aromáticas. Y en algunos rincones del itinerario de la procesión, los vecinos hacían altares ricamente decorados, por promesas o mandas o por los que se casaban el año anterior. Los niños que hubieran hecho su primera Comunión el año anterior acompañaban la Custodia. Las puertas y balcones se engalanaban con vistosas colchas hechas a mano.
Al terminar, era costumbre hacer las llamadas “cachiporras” con las juncias para disfrute de los niños, trenzas a modo de látigos.
Otra costumbre el Día del Señor era celebrar el Infierno: antes de la Misa, en los accesos a la Iglesia se situaban los diablos, fieles disfrazados con traje azul ceñido, con rabo, cuernos y tridente. Pedían limosna y daban a cambio altramuces o tostones. Si el mayordomo de la Sacramental era pudiente, repartían almendras. En la procesión, los diablos ocupaban los lugares de de atrás.
Tras la procesión, en casa del mayordomo se celebraba el Infierno: era una comida en la que cada vecino aportaba lo que podía: un cochinillo, una cesta de huevos, una cuartilla de trigo, una fanega de harina, un par de conejos...
Para todos los vecinos se ofrecían dulces y ponche y la comida quedaba reservada para los cofrades y los “aleaos”, que ayudaban al mayordomo. El resto de los vecinos se iban a sus casas a comer pollo con arroz.
Al final de la tarde, en casa del mayordomo, se subastaban animales u objetos:
borregos, palomos, conejos, vino, ramos de flores, etc.
Actualmente el Corpus en Herrera es, junto con la Semana Santa y el Jubileo,
una de las fiestas religiosas más importantes. Se conservan los actos religiosos,
el Infierno, se ha perdido.
La noche de San Juan, el 23 de Junio, siempre ha conjugado magia y diversión. Este día se celebra el nacimiento de San Juan Bautista, ocurrido en una fecha muy cercana al solsticio de verano en el hemisferio norte, en la que ejercen poderosas energías solares sobre la Tierra.
En Herrera y Peloche, la costumbre de las mozas era recoger plantas aromáticas y flores, de nogal, naranjo o limonero, la noche de San Juan y dejarlas en agua al relente hasta el día siguiente, para lavarse la cara, eso purificaba y aportaba energía positiva.
Para los niños herniados, la costumbre era “pasarlos por la mimbre”: cuando el reloj de la torre daba las 12 de la noche del 23 al 24 de Junio, comenzaba el ritual a la luz de un farol. Un Juan y una María, a ser posible que hubieran nacido el día de San Juan, uno a cada lado de una rama de mimbre abierta a lo largo, se pasaban el niño a través de ella y le decía Juan a María: “Ahí te entrego este niño quebrado, cuando vuelva a mis brazos, que llegue curado”. Se pasaba al niño tres veces, repitiendo el relato. Se ataba bien la mimbre y se envolvía con la corteza de otra, si pegaba y florecía, el niño se curaría.
A la salida del sol del día 24, el ritual era bañarse en Guadiana los que tuvieran dolencias de huesos, reumas...
Una de las fiestas religiosas más importantes de Herrera. Se celebra el 8 de Septiembre y consiste en una romería de Nuestra Señora de Consolación, patrona de Herrera del Duque.
Ese día, los herrereños hacían el camino hacia la ermita donde reside la Virgen, a unos 4 kilómetros del pueblo, en un valle de pinos, olivos y eucaliptos, andando o a caballo. Algunos, por promesas, iban descalzos o con niños en brazos.
Era tradición, antes de subir el puerto desde el que se accede al valle, tirar una piedra al lugar donde se cree que estaba enterrado Juanillo “Tortas”, el ladrón que quiso robar a la Virgen, sin conseguirlo.
Ya en la explanada de la ermita, las mujeres de las huertas de alrededor ofrecían a los romeros melones, sandías y duraznos (melocotones). Después se celebraba la Misa y la procesión por
los alrededores, subastándose las mangas de la imagen de la Vírgen. En
honor a ella, los herrereños recitaban versos y bailaban la jota “enredá”.
A continuación se reponían fuerzas en las huertas aledañas, a la sombra
de las higueras, con tortillas, chorizo en pringue y otras viandas.
Actualmente se sigue venerando a la Virgen de Consolación, con la romería
y pasando el día en los alrededores de la ermita, amenizado por música.
Previamente, nueve días antes del Jubileo, la Virgen es traída a la Iglesia de
San Juan Bautista en Herrera, para rezar la novena y el rosario de la aurora.
Era costumbre en Herrera, el Día de Todos los Santos el 1 de Noviembre, salir por la tarde al campo los niños y niñas a comer la chaquetía, ese dulce típico, una torta basta de harina, anís y azúcar, algunas con formas de lagartos o tortugas. Acompañando también los frutos de temporada: nueces, castañas, membrillos y granadas.
Hoy en día se mantiene esta tradición.
En Peloche, el Día de Todos los Santos se celebraba un ritual
“para ver a los muertos”: consistía en hacer una gran hoguera,
sentándose todos los participantes alrededor. Se preparaba una
“sartená” de sal gorda, de la que sobraba en la matanza del año
anterior y se ponía a calentar al fuego. Una vez bien caliente,
se le echaba aguardiente y se quemaba. Ahí es cuando aparecían
los muertos... o tal vez eran las imágenes desfiguradas de los
sentados enfrente, producidas por los vapores resultantes de la mezcla...
Esta costumbre consistía en un grupo de mujeres que recorría las casas del pueblo pidiendo limosna para “las ánimas benditas”. Vestían de negro, con manto o medio manto, portando un farol y tocando una campanilla. Lo hacían por manda o promesa.
Quien quisiera rezos por sus seres fallecidos, las llamaba a su casa y ellas acudían, recibiendo la voluntad en forma de donativo, que luego entregaban a la iglesia.
“Por San Andrés (30 de Noviembre), mata tu res, gorda, flaca o como esté” se decía tradicionalmente en Herrera y Peloche, referida al cerdo, el animal por antonomasia en Extremadura. Así, entre los meses de Noviembre y Diciembre se realizaba la matanza de los cerdos que se hubieran engordado durante el año. Se aprovechaban estos meses de frío, al no haber otros sistemas de refrigeración para la conservación de la carne.
Era todo un ritual familiar, pues participaba toda la familia, que comenzaba la noche anterior a la matanza, picando calabaza, que se dejaba en las paneras. Con ella se harían después ricas morcillas.
Al día siguiente, bien temprano, se mataba al cerdo, que se había dejado sin comer el día anterior. El encargado era el matarife, atando al animal por una pata y subiéndole a la mesa. La sangre se recogía en barreño de barro y se batía con la rueca para que no se cortara. Se socarraba la piel con escobizas, se volteaba en las ascuas, se raspaba y se limpiaba con chorro de agua. Se le quitaban las pezuñas y se le daban unos cortes paralelos en el vientre, boca arriba, para después, poniéndole una soga, colgarle del gancho de la bóveda.
El veterinario venía a tomar la muestra de la carrillera para analizar y descartar la triquina. Si el consumo del cerdo era posible, se le estampaba en los flancos el sello que así lo confirmaba.
Para los niños se sacaba la “pajarita” o bazo, que se asaba y disfrutaban en el Cerrillo; la vejiga, después de estrujarla, amasarla y soplarla, bien hinchada, se colgaba a secar para hacer después la zambomba.
Las mujeres lavaban el vientre y preparaban las tripas, escaldándolas, para los embutidos: morcillas de vientre, patateras, de calabaza, chorizos... Para comer ese día era común el arroz o las migas con asadura.
Por la noche se deshacía el guarro, se picaba la carne y se estrujaba bien la sangre de los jamones. La carne, bien amasada y condimentada, se dejaba macerar, reposando en las paneras de corcho o en artesas de madera.
A la mañana siguiente, a mano o a máquina, se embutía y colgaban en la chimenea los chorizos, las morcillas y los costillares y en las bóvedas de la casa o la bodega, los tocinos. Los jamones debían esperar en sal unos días. Algún chorizo y los lomos del cerdo se guardaban en pringue para los hombres en la siega del verano siguiente.
Esta fiesta se celebraba (y se sigue celebrando en la actualidad) la tarde-noche del 12 de Diciembre, anterior a Santa Lucía, para dar las gracias a la abogada de la vista. Consiste en hacer hogueras en plazuelas o esquinas del pueblo, en agradecimiento a curaciones o en cumplimiento de promesas.
Los vecinos se reunían en torno a la lumbre, cantando villancicos, dada la proximidad de la Navidad y cada uno aportaba algo: anís, dulces, altramuces...
Era costumbre de los niños ese día, quemar un trozo de corcho y pincharlo en en un palo: el tiznero, con el que tiznarse los unos a los otros y pasar un rato divertido.
La Nochebuena era, como hoy, momento de reunión de la familia para celebrar la Navidad.
Era costumbre oir la Misa del Gallo y antes, salir a cantar por las casas y pedir el aguinaldo en grupo, los niños y jóvenes. Se cantaban villancicos y romances tradicionales, como “Camina la Virgen Pura” o “Madre, a la puerta”, particulares de nuestro pueblo. Como instrumentos musicales se usaban la zambomba, hecha con la vejiga del cerdo de la matanza, la pandereta, el corcho y el carrizo, el almirez, la botella de anís del Mono labrada y algún sonajero rudimentario hecho con las chapas de las botellas.
La mañana de Navidad, temprano, los quintos que aún no se habían acostado, pedían el aguinaldo, que no era dinero en este caso, sino algún chorizo de los colgados en la chimenea. Era típico en Herrera este villancico en ese caso:
“Ya se sube en el corchuelo la mujer del hombre honrado,
ya se sube en el corchuelo para darnos aguinaldo”
Junio:
El infierno
La mimbre
Septiembre:
La feria de ganado
Noviembre:
Diciembre



